Martirio de siglos y conductas anormales para un estado crítico en el que se encuentra nuestro más preciado tesoro. Seguimos dando vuelta la vista a los sucesos innegables, eso es lo más peligroso que estamos dispuestos a hacer. Condición traicionada, animosidad instaurada y solvencia en el arte de la venganza. Desgarradoras llamadas que se hacen eco de la marchita alucinación en la que nos sometemos.
Murió aquel por alguien, o en realidad mataron por él. El lindo cuento que nos han enseñado, ¿vale siquiera algo? Para algunos si, para otros, mejor ni hablar. La sangre derramada habla por sí sola, y la mala intención queda descubierta enseguida si nomás se hurga un poco en sus limitados argumentos. Porque sus excusas ya no corren más, la pantomima ya no tiene sustento y solos se caen como sacos de arena en el océano más turbio.
Se nos han reído en la cara con una naturalidad que asusta, día tras día hemos soportado a los protegidos del reino fantasioso enclavado en estas latitudes. Lamento decirles que nos han timado, pero de enserio. Si aquel que lo hizo hubiese usado su genialidad para hacer algo útil, seguro que no viviríamos en este infierno que es hoy. Es la cruel verdad, sé que lastima, y es algo realmente triste.
Seremos testigos de la caída de los cielos, de los imperios, de los paraisos y de las redes de mentiras tejidas a mano durante siglos. La esperanza no corre más, la vida es solo un instante y la muerte una eternidad. Pero con ellos no, yo elijo irme para otro lado. Allá ustedes.
PD: "Ni siquiera soy ateo, porque en casi nada creo". Kapanga.