ESTRUENDO

Capas de viejas ideas se suman a las conciencias sedentarias, no buscan ya lo que otrora fuera una avasallante obsesión. Hoy contemplan las acciones con un dedo acusatorio por estar imposibilitados de ser ellos mismos quienes desarmen los engranes oxidados de este momento tan sórdido y tempestivo que arremete sin piedad asestando certeros golpes a su propia maquinaria desgastada.

Puede ser que no se den cuenta, no hay que descartar hipótesis cuando de supuestos se habla, pero hay algo que rebota constantemente dentro de algunas mentes incisivas. Es que ya no se pueden esconder ciertas cosas, las obviedades no están para dejarlas de lado, tienen su propósito, y es más importante de lo que llegamos a creer. Modulando así, comprendemos hasta los jeroglíficos de una antigua civilización dormida.

La tierra nos reclama, el barro nos impregna y seguimos en la superficie robando aire nomás. Menos mal que es gratis sino tendrías que recibir acusaciones a todo momento, de cualquier manera el hecho se consuma sin la más mínima de las vergüenzas. Y aquí nos enfrentamos a la posibilidad de dejarnos ser lo que no queremos ser, una terrible confusión, un estruendo en el corazón.

Es que estamos en una situación de contradicción y contrariados por tener apenas algo en que pensar, entonces nos decidimos a crear una armadura que resista todo tipo de embates para amenizar la velada de esta noche, de mañana, de pasado y así sucesivamente. Dejamos de usar las armas naturales para combatir esta sensación, solo nos protegemos y esperamos la puntada final.

R.A.: Como ser constante a veces puede empeorar las cosas, no evaluamos la gratificación que hay esperándonos en algún lugar no tan lejano.